16 abr 2008

[...]

No se acordaba de que alguuna vez
fué la musa inspiradora de tantos
versos improvisos.



*



[...]

Allí los olores y sabores adquirían una cualidad extrema. Al tocarse
en las tinieblas lograban penetran en la esencia del otro y sumergirse
en las intenciones más secretas.
En ses lugar sus voces resonaban con un eco repetido, las paredes les
devolvían ampliados los murmullos y los besos.





~ Extractos de "Cuentos de Eva Luna" de Isabel Allende

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