[...]
Allí los olores y sabores adquirían una cualidad extrema. Al tocarse
en las tinieblas lograban penetran en la esencia del otro y sumergirse
en las intenciones más secretas.
En ses lugar sus voces resonaban con un eco repetido, las paredes les
devolvían ampliados los murmullos y los besos.
Allí los olores y sabores adquirían una cualidad extrema. Al tocarse
en las tinieblas lograban penetran en la esencia del otro y sumergirse
en las intenciones más secretas.
En ses lugar sus voces resonaban con un eco repetido, las paredes les
devolvían ampliados los murmullos y los besos.
~ Extractos de "Cuentos de Eva Luna" de Isabel Allende
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