26 mar 2008

~ Del pecado de amarte no estoy arrepentida


De sólo imaginarme que tu boca pueda juntarse con la mía, siento que una angustia secreta me sofoca, y en ansias de ternura me atormento... El alma se me vuelve toda oído; el cuerpo se me torna todo llama y se me agita de amores encendido, mientras todo mi espíritu te llama. Y después no comprendo, en la locura, de este sueño de amor a que me entrego; si es que corre en mis venas sangre pura, o si en vez de la sangre corre fuego... A tí, S.

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